Ovidio Gonzalez
 
 
Soy Guajiro

Soy Guajiro

La importación de instrumentos musicales como la guitarra, la bandurria, el tiple y el laúd, llegados a Cuba a través de los colonizadores, y la asimilación de múltiples elementos cantables, danzarios e incluso literarios tomados básicamente de la cultura hispana, como el es caso de la décima, sirvieron de herramientas a los habitantes de nuestras zonas rurales para ir creando su propia música desde fecha bien temprana, matizada por aportaciones específicas a partir de las cuales podemos distinguir a las diferentes regiones de la isla.

El criollo o guajiro, fruto de la mezcla de diversas razas, fue delineando en paralelo con su evolución como grupo social, un medio autóctono de expresión, que tuvo como principales componentes originarios al “punto” como forma cantada y el “zapateo” como modo de baile, los cuales han sido históricamente los ingredientes fundamentales del “guateque”, fiesta que ha servido de escenario natural para el disfrute y desarrollo de esta manifestación, devenida en uno de los dos pilares básicos de nuestro folclore.

Fue en “monte adentro” además, donde surgió el son a finales del siglo XIX, identificado precisamente como “son montuno”, el cual junto con otros ritmos como la guajira y la guaracha, vinieron a enriquecer aún más el cancionero campesino, que llegó a su máximo esplendor en el pasado siglo apoyado en la difusión que le propició la radio.

Con estos antecedentes, y sintiéndose poseedor de la autenticidad que le brinda el nacer y haberse formado dentro de ese ambiente rural, Ovidio González asume con Soy guajiro, la responsabilidad de rendir tributo al inmenso caudal de obras musicales inspiradas en nuestros campos, homenajeando a esos grandes intérpretes y compositores que tanto aportaron al género, entre los que sobresalen nombres como Joseíto Fernández con su internacionalmente conocida Guajira guantanamera, y donde además hemos querido incluir a Pedro Flores y Benito de Jesús, autores puertorriqueños de temas que han sido asimilados dentro de nuestro repertorio campesino de modo tal, que no faltan quienes los consideren como cubanos.

Entre los momentos particularmente especiales de este álbum se encuentra la participación de Omara Portuondo y Silvio Rodríguez, dos iconos de la canción cubana. Ella haciendo gala de su prodigiosa voz y su incontenible carga de sentimiento en un clásico como Nuestro Juramento y él, en su condición de cantautor de uno de sus temas antológicos que en este caso cobra una significación muy especial, en tanto Silvio como Ovidio “llegaron” coincidentemente por San Antonio de los Baños.

Soy guajiro es un disco que rescata muchas melodías nobles dejadas hoy a un lado por los estándares que establecen los hábitos de consumo contemporáneos, y constituye en esencia, una retrospectiva que revive sensaciones sedimentadas de la cultura de un pueblo, en la que Ovidio hace gala de sus excelentes condiciones como intérprete y pone de manifiesto el valor de una herencia adquirida a orillas del río Ariguanabo.

José Manuel García Suárez

 

 

 

 

 


 
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